Algo con el semblante de mi padre y que llora las lágrimas de mi madre surge de las profundidades, gritándome que me una a él. Siento sus garras contra mi armadura partiendo el cuero y el metal como si fueran origami. Aferro mi Tetsubo mientras oigo una risa espantosa, y sé que un golpe es todo lo que tendré antes de que me arranque las entrañas.
Y tú te sientas en tu palacio y me das lecciones sobre la valentía.
La muralla se extiende a lo largo de mil leguas, llena de samuráis preparados para el asedio. Un mar de trasgos se extiende frente a mí, aullando maldiciones innombrables al viento. Mientras comienzan a cruzar el río, oigo que la Grulla ha lanzado otro ataque contra nuestra frontera norte. Mas no puedo hacer otra cosa que permanecer donde estoy y asegurarme de que ningún trasgo huya para aterrorizar a las mismas Grullas que nos roban nuestra tierra.
Y tú te tumbas en tu jardín y me hablas del deber.
El horrendo hedor de las Tierras Sombrías nos rodea. Un gigantesco Oni agarra a un par de Bushi y los sacude como las muñecas de un gran niño, convirtiendo sus huesos en polvo. Oigo sus suplicas y las ignoro, sabiendo que los estoy condenando a un destino peor que la muerte. Mi daimyo depende de mí para escapar a este horror, o cientos más morirán igual que mis compañeros.
Y tú te quedas ahí, con tus túnicas de seda, y me explicas lo que es el honor.
Eres un niño jugando para llenar tu vida vacía. Eres un niño pidiendo a chillidos sus juguetes, pretendiendo que no hay otra cosa en el mundo que tenga significado. Eres una anciana doblada alrededor del fuego, diciéndote que las sombras no pueden hacerte daño.
Soy el Cangrejo. He presenciado horrores que apenas puedes concebir, y he visto la muerte de samuráis suficientes para llenar cien campos de batalla. He visto lo que hay más allá de los suaves confines de este reino de mentiras, y me han encargado que asegure que tus sueños no se conviertan en pesadillas. Soy el único defensor de tu patética existencia.
Así que ríete de mí si quieres. Búrlate de mi comportamiento tosco y critica mi rudo lenguaje. Pero no me hables de valentía, hombrecillo. No me hables de deber o de honor. No tienes la menor idea de lo que significan.
(Extracto de "La Senda del Cangrejo")
Y tú te sientas en tu palacio y me das lecciones sobre la valentía.
La muralla se extiende a lo largo de mil leguas, llena de samuráis preparados para el asedio. Un mar de trasgos se extiende frente a mí, aullando maldiciones innombrables al viento. Mientras comienzan a cruzar el río, oigo que la Grulla ha lanzado otro ataque contra nuestra frontera norte. Mas no puedo hacer otra cosa que permanecer donde estoy y asegurarme de que ningún trasgo huya para aterrorizar a las mismas Grullas que nos roban nuestra tierra.
Y tú te tumbas en tu jardín y me hablas del deber.
El horrendo hedor de las Tierras Sombrías nos rodea. Un gigantesco Oni agarra a un par de Bushi y los sacude como las muñecas de un gran niño, convirtiendo sus huesos en polvo. Oigo sus suplicas y las ignoro, sabiendo que los estoy condenando a un destino peor que la muerte. Mi daimyo depende de mí para escapar a este horror, o cientos más morirán igual que mis compañeros.
Y tú te quedas ahí, con tus túnicas de seda, y me explicas lo que es el honor.
Eres un niño jugando para llenar tu vida vacía. Eres un niño pidiendo a chillidos sus juguetes, pretendiendo que no hay otra cosa en el mundo que tenga significado. Eres una anciana doblada alrededor del fuego, diciéndote que las sombras no pueden hacerte daño.
Soy el Cangrejo. He presenciado horrores que apenas puedes concebir, y he visto la muerte de samuráis suficientes para llenar cien campos de batalla. He visto lo que hay más allá de los suaves confines de este reino de mentiras, y me han encargado que asegure que tus sueños no se conviertan en pesadillas. Soy el único defensor de tu patética existencia.
Así que ríete de mí si quieres. Búrlate de mi comportamiento tosco y critica mi rudo lenguaje. Pero no me hables de valentía, hombrecillo. No me hables de deber o de honor. No tienes la menor idea de lo que significan.
(Extracto de "La Senda del Cangrejo")
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